Cuando la colaboración nos ayuda a “pulir” competencias

En alguna ocasión Steve Jobs utilizó una metáfora para referirse a un equipo que trabaja duro por algo que le apasiona, su historia de las piedras pulidas. Según este relato, los miembros de un equipo que se someten al conflicto, que discuten y confrontan abiertamente, logran pulirse unos a otros y producir excelentes resultados, un producto hermoso, tal y como sucede con las piedras de río, que luego de pasar por un proceso de fricción, de ruido, y de choque les sale un hermoso brillo.

Que exista un sentido de propósito compartido como uno de los valores claves, es imprescindible para trabajar con pasión y para que se desencadene un ambiente de colaboración.

Sin embargo, existen otros elementos que le permiten al equipo lograr excelentes resultados. Por ejemplo, la existencia de un consenso sobre objetivos compartidos traducidos en un plan de acción que involucre responsabilidades tanto de equipo como individuales, que deben ser conocidas por todos, esto genera una relación de interdependencia para el logro de los resultados que puede y debe ser fortalecida con un ejercicio claro y sostenido de retroalimentación entre los integrantes, no sólo para aprender y mejorar, sino para conservar y fortalecer.

El equipo debe sintetizar también las habilidades, disciplinas y características de sus miembros, con el fin de desarrollar entre todos un “músculo” adicional, el necesario para entender mejor al ser humano, sus emociones, para aprender a relacionarse, generar conversaciones, que en ocasiones son difíciles, para enfrentarse al conflicto productivo y producir la mejor solución posible en el tiempo más corto.

Ese colaborar que se genera a través de las conversaciones y de las relaciones tiene alto impacto en la generación del compromiso, un intangible que logra que las cosas pasen, así mismo que el conocimiento se acumule, agregue valor y se transfiera, que se desarrolle el talento, que las personas se “pulan” unos con otros, y desarrollen capacidades que antes no tenían, que actúen con autonomía y se fijen en el otro buscando el bien común que será siempre alcanzar el propósito.

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