Uno se relaciona, muchas veces, con la idea de crear un vínculo para toda la vida. Y lo hace de acuerdo con el contexto o la situación que así lo promueva. Por esta razón algunas de las relaciones logran su objetivo en el corto plazo, pero si precisamos trascender, es necesario dar el paso siguiente hacia la construcción de vínculos.
En el entorno empresarial la creación de vínculos con los diferentes públicos es un reto de marca mayor, porque ya no cabe ninguna duda, que de su consolidación, depende en gran medida la supervivencia de la organización. Contar con vínculos sólidos, permite que los colaboradores, los clientes, la comunidad y la competencia, entre otros, conecten con el propósito de la empresa y la acompañen en su crecimiento y evolución.
Sin embargo no basta con enunciarlo para que esto suceda. En la realidad de las organizaciones, la construcción de estos vínculos pasa por dos factores críticos: la credibilidad y la confianza. Ambos, necesarios para el establecimiento de vínculos duraderos.
¿Y cúal podría ser el camino para ganar credibilidad y confianza? La respuesta está en la comunicación: “Las organizaciones existen por medio del proceso de comunicación, donde la comunicación se presenta como el sistema nervioso central de la empresa que alimenta las relaciones para que el propósito pueda ser vivido de manera efectiva por los empleados y los demás públicos que dependen, participan y/o interfieren en la organización”, afirma María Aparecida Ferrari.
Es a partir de un proceso efectivo de comunicación que podemos crear las bases firmes para que nuestra promesa de valor responda a las expectativas de nuestros públicos, se traduzca en credibilidad y de forma a un escenario de confianza, que hará que nuestros públicos internos, nuestros colaboradores, participen, propongan y actúen, y que nuestros públicos externos (clientes, comunidad, competencia) tomen su decisión de compra, referencien nuestras buenas prácticas y recomienden nuestros productos o servicios.