No hay duda. Las empresas que combinan el crecimiento de sus ingresos y el interés de obtener ganancias, con la necesidad de ayudar a otros, de propiciar el bienestar de sus colaboradores, de respetar y apoyar su entorno y sus grupos de interés y en general de hacer del mundo un lugar mejor, se están convirtiendo en los mejores lugares para trabajar.
Así lo demuestra un estudio realizado por Forbes y la firma Statista con 160.000 trabajadores de 58 países del mundo, donde se pidió que calificaran su satisfacción con la forma cómo su empresa protege el empleo y propicia el bienestar de sus empleados y sus familias en medio de la pandemia, asimismo por generar nuevas oportunidades de trabajo en este contexto desafiante. Otro de los aspectos que destacaron los encuestados fue el reconocimiento a las empresas que se ocupan del desarrollo del talento, la igualdad de género y la responsabilidad social.
Por otra parte, la encuesta global más reciente de Accenture Strategy aplicada a casi 30,000 consumidores en 35 países, encontró que más del 90% de los millennials identifican y reconocen a las empresas que apoyan temas sociales, invierten en sostenibilidad, informan sobre el origen de los materiales que utilizan, y que además se preocupan por un buen trato a sus empleados, que a su vez reflejan valores y en general que infunden su propósito a través de sus productos, sus servicios y su forma de hacer negocios.
Al parecer este nuevo entorno nos ha hecho más solidarios, y las empresas más que los gobiernos y otras instituciones, se perciben como el vehículo idóneo para impulsar el cambio en la sociedad.
Las empresas motivadas por un propósito, las que asumen la responsabilidad de vivir el rol de “buen ciudadano” dentro y fuera de ella, escuchan, invierten y gestionan activamente las tendencias que están moldeando al mundo hoy y que tienen en la mira al talento humano como pilar que crea, actúa y transforma.
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